

Me acerqué a los hombres, que se hallaban ubicados en la primera fila. Pude tocar los cuerpos de siete de ellos, que estaban parados con sus manos juntas, como si estuvieran aplaudiendo. Todos estaban desnudos e inmóviles, como si fueran una especie de cadáveres inertes. Sólo se veían sus músculos y sus huesos. Con cierto asombro, acaricié esos seres humanos semejantes a momias, que mostraban un estado de conservación perfecto. Sus músculos tenían la consistencia de la carne y sus huesos la rigidez del acero. Sus corazones no latían, pero el rojo de sus arterias y el azul de sus venas, les daban un aspecto vigoroso. Y en medio de ese mar de cadáveres, sentí una voz desgarrada.
* Texto completo.
* La muestra "Bodies" y el tráfico de cuerpos.
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