No es fácil comprender; qué mecanismos controlan nuestra mente y nos hacen correr detrás de ciertos productos. La economía actual sostiene que el hombre no es tan racional como parece. Es decir que no siempre intenta maximizar sus ganancias y minimizar sus pérdidas. El aspecto económico no es el único motor que rige nuestro comportamiento. Incluso existen ciertos momentos, en que no sabemos el por qué de nuestros actos. Hay una compulsión que nos dirige hacia las cosas u objetos, que no siempre tiene una explicación racional. Esto se debe a que el ser humano se rige también por sus emociones, pasiones e instintos, que a veces pueden oponerse a nuestra razón. Sin embargo Al Ries, sostiene que la "impronta" o la huella que un producto deja en nuestra mente es muy dfícil de ser reemplazada. Más que objetos compramos sensaciones, ideas o ilusiones. Buscamos experimentar sensaciones más que racionalizar nuestras compras. Esperemos que cada compra, nos haga más humano, antes que convertirnos en seres puramente instintivos.
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