A menudo, la ignorancia suele entenderse
como falta de conocimiento o carencia en el saber. El ignorante es un inculto,
un analfabeto o un desinformado. Pero para la filosofía clásica, este
conocimiento imperfecto está asociado con la vida moral. Su carencia no sólo
nos afecta intelectualmente; sino que también afecta nuestro obrar... En este sentido es ampliamente citada la
frase de Ovidio, que dice: “Video meliora proboque, sed deteriora sequor” es
decir, que veo lo mejor y lo apruebo, pero elijo lo peor. Hay un inmensa
cantidad de situaciones en las que sabemos donde está el bien, pero huimos de
él. El hombre es el único ser vivo que conoce el bien, pero en muchos casos
termina haciendo el mal. Cuando se conoce el bien y no
se lo hace, entramos en un problema psicológico que Platón definió como
“amatía”... * Texto completo.
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