En un país donde el rencor y el resentimiento suelen ser moneda corriente; resulta algo asombroso encontrar personas que detrás de un dolor inmenso, mantinen actitudes de compasión. Este es el caso de la abuela de Matías, quien ya no podrá abrasar a su nieto y cubrirlo con su amor. Un grupo de perversos delincuentes le han quitado su vida de apenas 16 años. Sin embargo, detrás del indecible dolor que le produce la muerte de su nieto, ella sólo clama por algo de jusitica y por la conversión de sus asesinos. Todos los días, el pueblo que ve a sus hijos caer bajo las balas de los delincuentes se anima a decir ¡Basta! y a clamar con gritos ¡Justicia! Sus llantos, sus gritos y su clamor llegan hasta el cielo y parecen no obtener respuesta. Quizá algún día, las miles de voces que reclaman la condena para los impunes asesinos, obtengan alguna respuesta. Aunque a veces parece que la paciencia está llegando a su límite.Por ello los amigos de Matías Berardi y sus compañeros convocan a una nueva marcha contra la inseguridad, el próximo jueves a las 19 hs. en Plaza de Mayo.
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