

Sin duda que a esta altura de la historia de la Iglesia, ya no nos escandaliza que un obispo abandone su ministerio para dedicarse a la política. Hace años que nuestra milenaria institución viene siendo vapuleada a causa de los malos ejemplos. La presencia del Espíritu Santo en ella, hace que a pesar de nuestras debilidades, la barca siga en pie y con buena salud. Tampoco nos molesta que un obispo promueva ideologías condenadas por diversas encíclicas, mientras lleva una vida opulenta que contradice lo que predica. Aún no nos incomoda que haya un obispo que tenga algunos hijos ocultos. Lo único que nos causa un gran estupor, es su falta de arrepentimiento sincero y su fariseismo hipócrita... No tiene sentido afirmar que la cultura paraguaya es machista, que hay un gran número de madres solteras, que el abuso de poder no es algo tan grave o que la vida del presidente es de índole privada. Lo único cierto es que se ha cometido un error y debe ser reparado. Por suerte la misericordia Divina es infinita...
No hay comentarios:
Publicar un comentario