domingo, 26 de abril de 2009

El fariseismo progre.

Es cierto que todos somos débiles y humanos. Todos tenemos nuestras miserias, debilidades, limitaciones y errores. No estamos libres de pecados ni somos dignos de arrojar piedra alguna sobre nuestros hermanos. Es probable que a veces veamos el pelo en el ojo ajeno y no vemos la viga que tenemos en el propio. Aunque también es cierto, que el ser humano es capaz de arrepentirse y retomar la senda correcta. Pero la gravedad de los pecados humanos no es siempre la misma. No todos los seres humanos... ocultan la verdad y violan las leyes que su condición les impone. No todos los seres humanos se aprovechan de su investidura, para ocultar su libertinaje. No todos los seres humanos hablan de los pobres y promueven su defensa, cuando en realidad los desprecian y abusan de ellos. Esta actitud falsa e hipócrita, que suele ser utilizada por quienes se disfrazan de corderos, se la suele llamar fariseismo...
Sin duda que a esta altura de la historia de la Iglesia, ya no nos escandaliza que un obispo abandone su ministerio para dedicarse a la política. Hace años que nuestra milenaria institución viene siendo vapuleada a causa de los malos ejemplos. La presencia del Espíritu Santo en ella, hace que a pesar de nuestras debilidades, la barca siga en pie y con buena salud. Tampoco nos molesta que un obispo promueva ideologías condenadas por diversas encíclicas, mientras lleva una vida opulenta que contradice lo que predica. Aún no nos incomoda que haya un obispo que tenga algunos hijos ocultos. Lo único que nos causa un gran estupor, es su falta de arrepentimiento sincero y su fariseismo hipócrita... No tiene sentido afirmar que la cultura paraguaya es machista, que hay un gran número de madres solteras, que el abuso de poder no es algo tan grave o que la vida del presidente es de índole privada. Lo único cierto es que se ha cometido un error y debe ser reparado. Por suerte la misericordia Divina es infinita...

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