sábado, 22 de agosto de 2009

El circo del secuestro.

La decadencia del reinado de Cristina se hacía intolerable. Encerrada en su palacio la soberana no sabía como mantener en pie su gobierno. Se pasaba horas y horas mirándose frente al espejo, esperando encontrar alguna solución...
Comprendió que toda la vida es un circo y una burda imitación de sueños que nunca podemos alcanzar. La vida no es más que pura apariencia y engaño. Por ello, quien pretenda ser rey, debe aprender a engañar. Así con el asesoramiento de sus sabios filósofos pudo encontrar una salida. La solución estaba en invertir una fuerte suma de dinero para construir un imperio ficticio. El filósofo de la corte Juan Pablo Furman, alineado en la escuela del “Blogerismo”, la invitó a construir una nueva realidad, en donde todo sea felicidad y alegría...
Miles de carpas circenses se levantaron en cada pueblo... La mujer se pasaba largas horas recorriendo su imperio y regalando entradas a los súbditos, que la despreciaban en lo oculto. .. El arte no es más que una imitación de la realidad, se decía la decadente monarca. Pero sus engaños y sus farsas, ocultaban toda una serie de hechos aberrantes... Con inocentes ficciones, se tapaba la triste vida del imperio. La atracción principal del espectáculo era un juego de pelota en donde cada equipo debía vencer la valla del adversario... La muerte de un niño de hambre significaba un gol en contra. La matanza de un policía se asociaba a un gol de penal. El secuestro de una persona, se debía a la falta de garra del equipo perdedor. Perder el campeonato podía significar el fusilamiento de todos los familiares de los condenados al descenso...

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