lunes, 21 de septiembre de 2009

Desventuras de un chupacabra.


Algunos dicen que soy un soberbio y un loco introvertido. Es verdad que soy un hombre huraño y de pocas palabras. Pero creo que eso se debe al horror que siento por revelar mi secreto Soy poco adicto a las reuniones y suelo permanecer oculto por las noches. Aunque esa conducta retraída y esquiva, se debe al temor que le tengo a mi esencia bestial...
Aún puedo soportar un largo tiempo, alimentándome de corderos, novillos, pájaros o caballos. Primero genero en ellos una especie de fascinación, que los deja totalmente indefensos. Luego les hago una inmaculada mordedura, con dos perforaciones sobre sus cuellos. Entonces comienzo a extraer su líquido vital...
Me he transformado en una víctima y un prisionero de mi destructivo instinto, que parece conducirme a un trágico destino. Cada siete años, esa horrible bestia, que se oculta en mi interior, aflora sin que la pueda controlar. Con una tranquilidad asombrosa busco a mis víctimas. Ellas sólo esperan liberarse de esta triste y horrible vida que deben soportar. Su hastío y su aburrimiento, los conducen hacia mis fauces, que esperan beber su sangre. A la distancia oigo sus pasos y comienzo a delirar con la cercanía de su plasma. Uno tras otro caen como corderos, entregados sin resistencia alguna.
Aún creen que formamos parte de una leyenda. Pero esa inocencia y ese escepticismo, son los que nos permiten movernos con eficiencia, en medio de la más absoluta impunidad... Los más extravagantes, dicen que venimos en una especie de nave extraterrestre... Sé que muy pronto alcanzaré mi salvación. Aunque aún no sé, ¿cómo será mi redentor?...

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