martes, 8 de septiembre de 2009

La verdad de la milanesa.

Desde la antigüedad clásica, se define a la verdad como la “adecuación del intelecto a la cosa”. La veracidad implica que quien habla; debe decir lo que es, tal como lo ve y lo entiende. Así decimos que una persona es veraz, cuando su juicio se adecua a la realidad de la cosa. Esto también implica la conformidad con lo que se dice, se siente o se piensa...
Los argentinos hemos agregado una nueva teoría, que retorna al pensamiento clásico. Entre nosotros, cuando una verdad resulta evidente y contundente, se dice que estamos manifestando “la verdad de la milanesa. Encontrar la verdad puede resultar un camino difícil y complejo. Pero cuando accedemos a su claridad y esplendor, no hay forma de caer en la duda... Al probar la milanesa, nos damos cuenta que no estamos frente a una mera apariencia de pan, sino a un alimento cuyo centro está en la carne... Por ello, cuando alguien dice la verdad o tiene muy claro alguna situación o concepto; no hace más que expresar “la verdad de la milanesa”...
Pero también este dicho, hace referencia al largo debate sobre su procedencia. Si bien es una comida muy común en Argentina y el resto de Latinoamérica, proviene de otras tierras. Al principio, se creía que la carne rebozada había nacido en Viena, ya que un clásico de la cocina austriaca es el schnitzel, que se parece mucho a una milanesa. Durante muchos años, los vieneses se consideraban sus inventores al igual que los italianos. Aunque también los alemanes reclamaban su paternidad... A nosotros nos ha quedado el orgullo de ser no sólo los creadores del tradicional dicho, sino también de milanesa a la napolitana...

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