martes, 20 de octubre de 2009

Encuentro de mujeres trastornadas.

Hace una semana, culminó en la ciudad de Tucumán, el encuentro nacional de mujeres. Con el fin de luchar por las reivindicaciones del género, debatir sobre la violencia doméstica, defender las fuentes de trabajo y luchar contra la pobreza; se mezclaron otra serie de ideas un poco más descabelladas... Entre sus temas de batalla; se promovía la legalización del aborto, además del consiguiente odio a la iglesia católica. Durante la marcha de las mujeres por las calles, un grupo de fieles rezaban frente a sus templos. Las descontroladas mujeres no pudieron soportar el poder de sus oraciones y optaron por un método algo violento y provocador. Entonces, les arrojaron pintura, orina, preservativos y escupitajos, con un repudio incontenible...
Nada es más detestable para el género humano, que una matanza segura y sistemática de sus propios hijos... No hay derecho alguno para el asesinato de un indefenso en condiciones seguras... Semejante genocidio no puede ser amparado por el Estado en nombre del progresismo y los falsos ideales femeninos. El auténtico progresismo, debería mostrar que no hay nada más grandioso para una mujer que dar a luz a su hijo. Sólo en ellas, se puede gestar la vida, que es capaz de transformar nuestra enferma sociedad. Son sus hijos quienes nos podrán brindar un mundo mejor. Y si sólo aspiramos a matarlos: ¿qué futuro nos espera?

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