
Por un momento supuse que la suerte de cada paciente estaba asociada a su apellido. Así la joven Arocena obtuvo una rápida recuperación de su salud. La señora Cejas, mi madre, la extirpación de su pecho y sus ganglios. Mientas que a la señora Soong le tocó la terapia intensiva. Supongo que en los días de luna llena el orden de las letras será distinto y la influencia de los astros irá mezclando el orden aleatorio de las suertes... Lo único cierto es que en esos momentos, nadie se olvida del Dios providente... En las trágicas horas de dolor, cuando las parcas quieren asomar, todos piden por una suerte salvadora. Aunque nuestro Creador, no le responde de la misma manera a todos. Con cierta claridad y lucidez he visto que el milagro es algo muy extraño. Supongo que Dios no hace milagros todos los días y no le gusta que lo manejemos a nuestro antojo. Aunque la muerte y la desgracia tampoco suelen ser lo común. Pues he visto que la mayor parte de los enfermos obtienen un resultado razonable, que les permite seguir peleando por la vida... Aunque bajo el influjo protector de este supermercado, los enfermos nos sometemos a sus decisiones azarosas...
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