lunes, 11 de enero de 2010

Manuel Redondo el avaro.

A lo largo de su dilatada carrera política, Manuel ocupó importantes cargos como funcionario público. Su cercanía al monarca Pierrot y la defensa de su política monetaria heterodoxa; lo llevaron a cumplir con funciones de vital importancia para el reino. Siempre fue fiel a sus pedidos y en algunos casos ejecutó ciertas medidas que le parecieron poco racionales. Detrás de su férrea disciplina financiera y monetaria, se veía un cierto realismo, capaz de ceder ante algunas medidas poco felices. Su fidelidad a Pierrot, lo llevó a ser mantener su cargo de presidente del Banco Central, durante el reino de Cristina. Pero con el tiempo; la ambición desmedida y las políticas populistas, aumentaron el derroche de recursos. El despilfarro y la demagogia, condujeron al país a una situación delicada... Esto generó el despuntar de una incipiente crisis, que hizo imposible pagar las deudas contraídas. Entonces, ante la imposibilidad de conseguir dinero fresco, la reina decidió financiarse con el dinero de su Banco Central... Un grupo de banqueros y señores feudales, habían exigido el pago de lo que se le adeudaba. Si esto no se hacía; se podían generar conflictos con otros reinos, entre los cuales estaba la posibilidad de una guerra. Además era imperioso pagarle; puesto que ya nadie quería financiar la decadente monarquía. Y con la contundencia de un lenguaje marcial, le dijo a sus ministros:
- Necesito inmediatamente fondos del Banco Central... Con ellos crearemos el “Fondo de Desarrollo Imperial”, que nos permitirá alcanzar una vasta prosperidad. Díganle con claridad que nadie puede desobedecer un decreto del monarca. Pues quien incumple con sus deberes de funcionario público y no acata mis órdenes; merece la muerte...

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