martes, 5 de enero de 2010

Un Dakar imprudente.

Contemplar el paso del Dakar se trata de una experiencia deslumbrante. El ruido de los motores, el temblor del la tierra y la velocidad extrema, generan en quienes lo observan, una intensa seducción. Se trata de una espectáculo asombroso, en el que los fanáticos de los fierros, quedan casi embriagados. Pero a menudo, el espectador debe sufrir ciertos maltratatos, en nombre de una supuesta protección. El fanatismo llega al límite de sufrir el calcinante rayo del sol, soportar nubes de polvo y el menosprecio de las fuerzas del orden. Pero sin duda, la peor dificultad con la que puede encontrase, tiene que ver con la imprudencia. Se trata de la posibilidad de una muerte ingrata, debajo de los hierros retorcidos de alguna máquina sin control... Este el ha sido el caso de Natalia Sonia Gallardo, quien desde su privilegiada posición, observaba el paso de los bólidos. Sentada sobre su sillita al lado de la ruta, veía el paso de semejantes máquinas... Sin embargo, jamás hubiera pensado que el competidor Mirco Schultis, se llevaría su vida por delante. * Texto completo.

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