lunes, 26 de abril de 2010

Jesús nos alimenta

Alimentar nuestro cuerpo, para permanecer con vida, implica una función orgánica fundamental. El pan representa aquel alimento básico del que participan la mayoría de los seres humanos. Sus orígenes se remontan a la prehistoria de la humanidad... Ha sido tan importante en la alimentación humana, que en casi todas las culturas se considera el alimento por excelencia...
Lo extraño es que después de tantos años de existencia y con tantos avances tecnológicos, aún queden en nuestro segundo milenio, millones de personas que no tienen su alimento asegurado. Aún el pan permanece ausente, en muchas mesas del mundo... En nuestro país, uno de cada cinco chicos es desnutrido, siete de cada diez nacen en un hogar pobre y cuatro de cada diez viven en la indigencia. Hay unos nueve millones de niños que no pueden acceder a una alimentación básica y sufren el hambre...
Pero hay un alimento muchos más valioso, que no sólo fortalece nuestro organismo, sino también nuestro espíritu. Un alimento que tiene la gracia de fortalecer nuestra personalidad completa. Para recibirlo se necesita un poco de fe y confianza en quien nos lo ha brindado. Este don es la eucaristía, que nos ha sido donada por Cristo en la última cena... * Texto completo.

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