lunes, 26 de abril de 2010

Del temperamento a la personaliad

De algún modo, la herencia y ambiente interactúan para formar la personalidad de cada sujeto. Desde los primeros años, los niños difieren ampliamente unos de otros, tanto por su herencia genética como por variables ambientales dependientes de las condiciones de su vida intrauterina y de su nacimiento. Entre las características de la personalidad que parecen determinadas por la herencia genética, están la inteligencia y el temperamento, así como la predisposición a sufrir algunos tipos de trastornos mentales o enfermedades...
La mayoría de los expertos, cree que las experiencias de un niño en su entorno familiar son cruciales, especialmente la forma en que sean satisfechas sus necesidades básicas o el modelo de educación que se siga. Estos dos aspectos pueden dejar una huella duradera en la personalidad...
Todo esto nos lleva a comprender que hay una especie de diamante en bruto, que Dios ha colocado en nosotros. Hay una enorme riqueza por desarrollar en nuestra esencia individual. Para los cristianos estas capacidades son denominadas talentos. Es decir, que cada uno ha recibido una especie de moneda de gran valor, que no debe ocultar, sino hacer rendir fruto... Cada uno debe producir al máximo según lo que ha recibido... Quien recibió más, está obligado a rendir más... Sería entonces importante, analizar cada uno de los aspectos de nuestra vida para preguntarnos: ¿Qué hemos hecho con nuestros talentos?...

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