sábado, 8 de mayo de 2010

Nuestra Señora del Bicentenario

Aún nos queda alguna esperanza de seguir construyendo una Nación más justa. La realidad cotidiana parece atropellarnos, haciendo patente nuestra fragiliad. Sin embargo, sabemos que tenemos una madre que nos cuida y se preocupa por nosotros. Quienes particimpamos de la celebración de la fiesta de nuestra Señor de Luján, en el marco del bicentenario, encendimos un cirio, esperando que nuestra patria se "ilumine" con "una luz nueva de esperanza para la Argentina". Aún queda mucho por hacer y las dificultades parecen abrumarnos. Pero sabemos que María nos acompaña y "somos parte de esta historia del milagro que continúa y se sigue escribiendo. A ella también le pedimos la gracia de saber trabajar por la Patria, hacerla crecer en la paz y concordia que nos da el sentirnos hermanos, desterrando todo odio y rencor entre nosotros". Así nuestro cardenal, nos ha manifestado que “en Luján hay un signo para nuestra Patria: todos tienen lugar, todos comparten la esperanza y todos son reconocidos hijos. Hoy vinimos a rezar en esta fiesta de la Virgen, en este año Bicentenario, porque aquí crecimos y aquí nuestra Patria siempre tuvo una bendición, porque tiene una madre”. Agregó que Luján es un lugar de “solidaridad y fraternidad”, pues por allí pasaron José de San Martín y Manuel Belgrano “en medio de la gloria, y también cuando quedaron solos y olvidados, le confiaron su tristeza”. Confiemos entonces, nuestras miseria y fragiliadades a Nuestra Señora, en este Bicentranrio. * Reseña y texto de la homilía del cardenal Bergoglio.

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