viernes, 8 de octubre de 2010

La conspiración de las pelucas

He tenido el privilegio de participar de la marcha organizada por familiares de víctimas de la inseguridad. Detrás de cientos de historias de dolor se manifiesta la inoperacia del gobierno y del sistema político en su conjunto. La gente está harta y ya no sabe qué hacer. Lo extraño de esta marcha es que a mi lado pude observar grupos de muchachos pagados por el gobierno que con sus miradas de odio esperaban algo de violencia. Pero la paz hizo que deban comer su propio veneno. Creo que se están dando cuenta que su tiempo se está acortando. Ello me hizo acodar de la rebelión que organizaron los nobles durante la revolución francesa, cuando Luis XVI estaba preso y sus privilegios habían sido eliminados. A esta se la denominó la "conspiración de las pelucas", en razón de esos elementos que usaban sobre sus cabezas y los distinguían del resto de la población....

El pueblo se había cansado de la impunidad con que los delincuentes circulaban por la calle. Ladrones, asesinos y abusadores, corrían por las calles con la más absoluta impunidad. Ante semejante desbande, las fuerzas del orden no sabían qué hacer... Había ciudadanos que desaparecían, otros que eran secuestrados y algunos que aparecían sin vida en algún zanjón. Miles de familias parecían muertas en vida, puesto que en sus mesas faltaba un padre, un hijo, un hermano, un esposo... En muchas casas, sólo quedaban lugares vacíos, repletos de dolor e impotencia. Pero también se había cansado de la explotación y las mentiras del gobierno. Sus circos, fantasías y espectáculos, terminaron agotando al pueblo. Nadie entendía por qué sus impuestos eran derrochados en fastuosas mansiones y emprendimientos que beneficiaban a los nobles cercaos al poder. Mientras la gete común vivía insegura y se le hacía imposible circular por las calles. Sobre las imponentes mansiones de los nobles, que ostentaban el poder, se acumulaba un mar de cadáveres de humildes ciudadanos. Mientras la monarca y sus seguidores circulaban protegidos por un ejército bien armado, los ciudadanos se hallaban indefensos ante el delito...

* Texto completo.

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