La panacea no es más que una solución o remedio que cura todos nuestros males. Podría alcanzarse con una vida saludable, poco estrés, prosperidad económica y una conciencia tranquila. Por ello, mientras escribo estas líneas, descansando bajo una palmera y tomando unos daikiris en la Polinesia, me alegro de haber elegido ser docente. Vagando en un mar de satisfacción, aprovecho mis últimos días, esperando que los docentes suspendan sus huelgas. Es que si usted desea hacerse millonario, vivir rodeado de la última tecnología, descansar por largos períodos de vacaciones, deambular como un zángano y eternizar ese estilo de vida con una estabilidad laboral placentera, dedíquese a la docencia. Tal es el la fábula, que la presidente le ha relatado al pueblo, teniendo en cuenta a los maestros. Una serie de argumentos falaces y mendaces, con el único fin de herir, aumentando la conflictividad... *Texto completo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario