En una fría noche de jueves, tome pacíficamente mi
cacerola y salí a golpearla por la
Quinta de Olivos. Esta vez no me encontré con patotas, ni karatekas que vengan
a pegarme. No me convocó la oligarquía vacuna, Cecilia Pando ni Magnetto. No
vivo en Recoleta ni en Puerto Madero. No tengo un solo dólar como ahorro,
consumo productos nacionales y gozo de los subsidios que generosamente me
otorga el gobierno. * Texto completo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario