- Ya no soporto a estos carroñeros, que
consumen cuanto bicho encuentran por ahí – dijo la reina, mientras sus siervos
disparaban sobre una nube de buitres -.
Sobre un toro muerto, se
amontonaban una mezcla de buitres y caranchos combativos, que trituraban con
punzantes picotazos, la carne del animal... Miles de disparos resonaron
durante el mes de octubre. Sólo los pájaros que volaban a gran altura, parecían
salvarse de una lluvia de balas... * Texto completo.
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