Con paso firme y seguro, nuestros símbolos
patrios van siendo devastados Petrificados ante su manipulación, vemos su
lento deterioro. La moneda se evapora en las manos de los consumidores, el
escudo es reemplazado por el Nestornauta, el himno por el pegadizo cántico “No
nos han vencido”, la constitución aspira a ser reformada y la escarapela se
confunde con el logo del bicentenario. Aunque la mayor amenaza parece aletear
sobre nuestra bandera... El noble símbolo, que nos acompaña
desde nuestros orígenes... también pretende ser
transformado... Hace diez años, el filósofo
José Pablo Feinmann, publicaba un artículo en el que sostenía la necesidad de
trastocar nuestra bandera. * Texto completo.
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