sábado, 9 de febrero de 2013

Torturadoras vulgares.

El espanto es la reacción natural que nos produce, escuchar el llanto de decenas de niños atormentados por sus maestras... Es que los pequeños del jardín maternal “Tribilín”; han padecido el mayor de los males que jamás pueda pensarse. Ellos han sido torturados por quienes deberían brindarles amor, mientras sus indignados padres no encuentran consuelo... Diluyendo las responsabilidades en un mar de denuncias y juegos políticos, los burócratas buscan esquivar su competencia... Las inspectoras son despedidas y la justicia mantiene su apatía. Pero nuestra desconfianza, nos llena de interrogantes. Es que ¿nadie ha visto nada en tantos años? ¿Acaso no pasaban por allí cocineras, inspectoras, personal de limpieza, padres, preceptoras, administrativas, directoras? ¿Es posible que un instituto funcione por más de quince años sin habilitación ni inspección alguna? ¿Puede haber tanta impunidad a unas pocas cuadras de nuestros hogares?..  * Texto completo.

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