Para quienes seguimos pensando en el matrimonio tal como ha sido concebido por milenios como la unión entre hombre y mujer; el avance de quienes piensan distinto, se ha transformado en una falta de respeto. No sólo quieren usurpar una institución que por derecho nos pertenece, sino que también desean mostrar sus conductas poco respetuosas del orden natural, como algo digno de ser inculcado a toda la sociedad. Con su prepotencia y soberbia desmesurada, están trastornando los antiguos valores culturales. Sólo espero que su equivocación y su desorientación, no se expandan por toda la comunidad de una manera despótica, que termine imponiendo su estilo de facismo moderado. Esperemos que el caso Parker, acontecido en el estado de Massachusetts, no se replique en nuestra Nación Bicentenaria.
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