martes, 7 de abril de 2009

El camino de la conversión

Uno de los temas fundamentales del evangelio y su mensaje, está en convertirse y creer en Señor. Este mandato al que se nos llama, se basa en el término griego “metanoia”, que significa conversión. Ella implica no sólo un cambio del corazón humano, sino también una forma de pensar distinta. Se trata de una transformación que nos invita a abrir nuestra mente y a razonar de una manera diferente... Implica por lo tanto, dejar de centraros en nosotros mismos y abandonar nuestro egoísmo, para poner nuestro centro en Dios.
Este cambio no es sencillo, puesto que exige cierto convencimiento y esfuerzo de la voluntad. Requiere un estilo de vida penitencial, una renuncia de si mismo, para dirigir todas nuestras potencias hacia Dios. No sólo se trata de abandonar nuestros pecados y debilidades, sino de orientar toda nuestra vida a Dios. Por ello, el comienzo de este camino, implica un cierto esfuerzo... Por eso, al comienzo de este camino, denominado por los místicos “vía purgativa”, sentimos grandes dificultades y un deseo de volver atrás....
La meta de la penitencia es la conversión a Dios. El esfuerzo y la disciplina pueden ser un signo visible del espíritu de sacrificio, pero no son un fin en sí mismos... No se trata de una competencia de resistencia física o una lucha atlética, sino de dejarnos amar por Dios. Hay que dejar que Espíritu Santo actúe en nosotros y nos guíe por este camino de conversión...

No hay comentarios: