
Hasta ahora, la mayor influencia de este arte deleznable, se daba en la música, en la moda, en la literatura y en diversos ámbitos culturales. Pero no había invadido el entorno de la escultura o la arquitecutua y menos aún el arte sacro... El lamentable caso al que quiero referirme, es al arte que se observa en la reformada catedral del Chicago... No es para nada saludable, que el recinto interno del templo, esté invadido por estructuras que poco tienen que ver con lo religioso. Por ello si uno mira con detenimiento este templo católico, es posible que encuentren en él ciertos signos del príncipe de las tinieblas... Lo extraño es que tanto el padre Daniel Mayall, de la catedral de Chicago, como el cardenal Francis George, sus auxiliares o alguien de la arquidiócesis de Chicago, no hayan reaccionado o dado explicación alguna de su decadente arte sacro.

Pero lo más extraño aún, es que nos estamos refiriendo a una diócesis en donde las denuncias de abusos a menores, ha sido un duro estigma difícil de borrar... No en vano las llamas han consumido esta desgraciada catedral más de una vez. Pues si todos estos acontecimientos acontecen en esa desventurada región, es porque el reino de las tinieblas aún sigue operando.
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