
En un cálido día de agosto, los mineros del salar de Arizano en la provincia de Salta, sufrieron una de las desgracias más recordadas de la historia. Un grupo de 33 mineros argentinos, quedaron atrapados en las profundidades una mina desértica... Encerrados en las entrañas de la tierra, los mineros pensaron lo peor. Con una ansiedad extraordinaria, prendieron gomas para que el humo ascienda a la superficie, dando signos de vida. Hicieron detonar dinamita en distintas zonas. Mandaron mensajes por sus teléfonos celulares que la roca detuvo. Encendieron las maquinarias y las colocaron sobre las paredes con el fin de enviar ruido al espacio exterior. Pero ninguna de sus conductas produjo el resultado esperado... A los treintaitres días de incertidumbre, la sonda “T-to Medina” establece contacto con el refugio, donde se detectan signos de vida. La cabeza de la sonda retorna con varios papeles adheridos... En su interior tenía un mensaje que decía: “Estamos bien, manden fruta”... El minero Johnny Salgo, no quiso subir a la cápsula de rescate, porque temió ser linchado por su esposa. Ella se había enterado de los amoríos de su “Tarzán” con otras personas, que la prensa había ventilado en extenso durante los días en que permaneció atrapado en la mina... A todas estas calumnias Johnny responde con escuetas palabras. Aunque en todos sus mensajes sólo atina a manifestar que le gustan las minas...
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