Al parcecer los sobornos forman parte de nuestra cultura y son un mal difícil de erradicar. Cuando se maneja tanto dinero y poder; no es fácil evitar semejante mal. Es de esperar que algún día estas actitudes negativas, dejen de formar parte de una política que aún tiene elementos de corrupción. Por suerte, aún quedan personas que no ceden ante las suculentas dádivas con que quieren comprar sus voluntades. Esperemos que pronto podamos construir un país donde la honestidad y una ética de los valores, prime sobre los actos corruptos.
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