viernes, 3 de diciembre de 2010

Un flogger de Cristo

Una de las tantas invenciones que se ha surgido en nuestro país, está asociada a la moda. Se trata de una de las tantas tribus urbanas, que pululan por nuestras calles. Este estilo de vida, que se basa en una estética particular, nos ha brindado un modesto clan, reconocido como floggers... La palabra proviene de flog, que es un apócope de Fotolog. Este hace referencia a ese entorno virtual, en el que los jóvenes suben sus fotos, para mostrarse ante los demás. Cuantas más visitas tenga el Fotolog, más reconocimiento y popularidad posee su dueño... Sus pantalones chupines, sus zapatillas de lona y el pelo lacio con flequillo, nos recuerdan a quienes hace un tiempo eran catalogados como chetos...
Detrás de sus modas, no hay ideología alguna, ni ideales por los que luchar. Sólo buscan divertirse, asistir a fiestas, consumir y pasarla bien. Su pensamiento superficial, chato y vanidoso, los hace vivir a la deriva. Poseen un culto a la propia imagen y un deseo exagerado de ser reconocidos... Pero detrás de una moda superficial de este estilo y un sueño de fiestas permanente, no es tan fácil encontrar a Dios. A Dios se lo encuentra en la espesura, más que en una vida vana y superficial. La vida espiritual es un bien arduo, que difícilmente se pueda conseguir asistiendo a fiestas nocturnas. Por ello, resulta algo extraño que con el fin de captar a los jóvenes para Cristo, se les proponga hacerlo en una misa tecno-flogger. Esto es lo que ha propuesto el Padre Sebas; un cura seguidor de la moda cheta y el mundo flogger...

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